miércoles, 30 de mayo de 2018

En Nueva York durante los años 60, el dominante líder Don Draper lucha por mantenerse en la cima del grupo en las oficinas de la agencia de publicidad Sterling Cooper, en la Avenida Madison, donde existe mucha presión.
Son más de 90 capítulos que componen esta serie. Diferentes historias que cubrir la década de los 60, un tiempo de cambios y grandes revelaciones, donde el tener era más importante que el ser, los más débiles luchando por abrirse paso en un mundo cruel lleno de infelicidad, consumismo y muchos cigarrillos. 

Al parecer me subí tarde al tren de todos los fanáticos de Mad Men. La verdad su temática nunca me interesó tanto e invertir mi tiempo en siete temporadas era una decisión que tenía que pensar muy bien. Esta serie generó varios sentimientos en sus diferentes etapas: amaba a algunos personajes, otros no eran de mi agrado, lloré, reí, celebré, desesperé, en fin. Tal vez no sea una serie que haya etiquetado como una de mis favoritas pero mi visión de esa época ya no es la misma.


Donald Draper es el protagonista y la serie gira entorno a su vida personal y laboral. No es el típico protagonista. Don Draper es un antihéroe, a simple vista parece que es de lo mejor que hay en la agencia de publicidad Sterling Cooper, y aún así, tiene bastantes problemas: es infeliz con su familia, tiene un sercreto que lo atormenta, encuentra su inspiración en litros de alcohol y cajetillas de cigarros. Pero sabe reconocer el talento. Es así como le da una oportunidad a su secretaria, Peggy Olson, a ser aprendiz de redactora, ya que ella tiene ambición pero nunca le habían dado la oportunidad.

Conforme avanzamos en las temporadas más personajes aparecen y se relacionan de alguna manera. Hay romance, traición, engaños, meditaciones, mucha fiesta y la demostración de cómo la publicidad funciona tanto internamente como al exterior. La magia de esta serie son las escenas de diálogo uno a uno. Se confrontan ideales, errores, sentimientos; muchos momentos son sentimientos crudos, nada de cursilería. En lo personal, la relación entre Peggy y Don es de lo mejor en la serie. Más que algo romántico, es una conexión que no se puede explicar; el total entendimiento de la otra persona y la aceptación de carácter a pesar de los roces y diferencias. Sus "momentos" siempre me sacaban una lágrima, la actuación de Jon Hamm (Don) y Elizabeth Moss (Peggy) es muy buena. Muchos de los personajes evolucionan tanto de forma positiva como negativa, o son más de círculo vicioso como Donald Draper, pero cambian de acuerdo a lo que experimentan; muchas series ya no se dan el lujo de desarrollar a sus personajes.



El estilo de esta serie es de contar experiencias cotidianas donde aparentemente no sucede nada en algunos capítulos, aunque creo que cada capítulo tiene un tema como puede ser la mujer en la sociedad, la muerte, el anhelo, los sueños no cumplidos, los remordimientos. Es una exploración de la composición de la sociedad americana en los años sesenta, y lo más sorprendente es que algunas cosas no han cambiado. Creo que esta serie muestra bastante la lucha de los marginados (personas de origen africano, mujeres, discapacitados) por posicionarse en las grandes empresas de Madison Avenue o sobrevivir a un Nueva York moderno. 

En cuestión visual es un deleite. Algunas tomas minimalísticas, paletas de colores vivos, vestuarios ad-hoc al entorno y la época. Los acercamientos o alejamientos eran emocionantes, ya sea de un personaje o de todo un grupo; los de Don eran mis favoritos porque reflejan su soledad, infelicidad, autoengaño, falsa satisfacción. El engranaje pantalla-música funcionó a la perfección. Las canciones seleccionadas transmiten el sentir del personaje o de todo el capítulo. Uno de mis momentos preferidos fue en la 7ma temporada cuando Bert Cooper canta "Las mejores cosas de la vida son gratis" con una coreografía tipo Brodway.

La raíz de esta serie es una transición entre infelicidad a felicidad. Al inicio, la mayoría de nuestros personajes no son felices con lo que tienen y buscan por todos los medios satisfacer este vacío. Mientras lo intentan, imperios caen y vuelven a surgir, personas se derrumban, generan más infelicidad, comenten muchos errores. La temporada final se construye desde el primer capítulo como un cierre pausado donde observamos que cada personaje obtiene lo que quiere, a grandes rasgos. Éxito, una idea fantástica, amor, estabilidad, belleza eterna.


De las siete temporadas, la primera es bastante pausada y puede desanimar. La segunda y tercera tienen un argumento más interesante y enganchan. La cuatro es muy dinámica, fue mi favorita. La quinta y la sexta vuelven a ser de un ritmo lento con algunas historias secundarias poco interesantes. La séptima es una temporada de cierre muy bien planeado. En lo personal, el final me agradó bastante, fue divertido, emotivo, revelador. Bye, bye, Birdie.
I had a dream I was on a shelf in the refrigerator. Someone closes the door and the light goes off. And I know everybody's out there eating. And then they open the door and you see them smiling and they're happy to see you. But maybe they don't look right at you and maybe they don't pick you. Then the door closes again. The light goes off.

Datos técnicos
Temporadas: 7
Capítulos: 92 (13 capítulos por temporada)
Duración: 50 minutos aprox.
País: Estados Unidos (AMC) 

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